Una bailaora nos encargó en 2018 que estudiáramos la posibilidad de hacer su casa-taller en un antiguo cortijo aceitero de un pueblo de Sevilla. Para imaginar un nuevo hábitat tiramos muros, falsos techos y multitud de añadidos hasta descubrir los espacios y volúmenes originarios de las edificación. Habilitamos una parte como vivienda y residencia de artistas y en la nave del molino ubicamos el estudio de danza. Las posibilidades del cortijo ofrecen espacio para seguir desarrollando en el futuro una nueva sala de artes escénicas.
Menú
